Descripción
Es una pieza básica en nuestro repertorio. Asienta nuestras
múltiples energías y nos aporta equilibrio físico, emocional e
intelectual. Nos ayuda a centrar y estabilizar nuestra energía física y
mental. Armoniza nuestro ying y nuestro yang, nuestras fuerzas
positivas y negativas. Por tanto nos aporta calma y alivio, armonía y
equilibrio, y lo hace a través de las energías suaves que la hacen
tan especial y apreciada.
Por todo ello, desde siempre, el Ágata se ha asociado al fomento
de la autoconfianza, la concentración y el crecimiento espiritual,
pero también desde la vertiente física a determinadas curaciones.
Por ejemplo, colocada sobre la frente su poder energético calma la
fiebre, y puesta a lo largo de las piernas beneficia la eliminación de
líquidos.
El Ágata es pues una piedra muy beneficiosa en el autoanálisis y el
descubrimiento de las circunstancias ocultas que a menudo
interfieren en nuestro bienestar. Mejora nuestra confianza y alienta
nuestra auto-aceptación, alivia la negatividad y la amargura del
corazón, fomenta el amor y auxilia nuestro coraje, palia la ira, y nos
dona coraje. Es un magnífico auxilio en los momentos en los que
hay que empezar de nuevo o cuando nos atrapa cualquier tipo de
trauma.
Es aconsejable tener siempre cerca un ágata. Sus propiedades
curativas y energéticas se utilizan para equilibrar los meridianos
energéticos, potenciar la fertilidad, estimular la concentración y el
equilibrio mental, reducir el estrés, mejorar la salud ocular, potenciar
la creatividad, favorecer la prosperidad, minimizar las tensiones
emocionales y favorecer la longevidad.
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